miércoles, 22 de febrero de 2012

David Hume (1711-1776)


Tomado de:


 "Todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones externas o internas. Sólo la mezcla y la composición de éstas pertenece al espíritu y a la voluntad. O, para expresarme en un lenguaje filosófico: todas nuestras ideas, o percepciones más débiles, son copia de nuestras impresiones o percepciones más vivaces" Investigación sobre el entendimiento humano, Hume.




David Hume, en tanto que filósofo empirista, sostendrá que todo conocimiento procede de la experiencia, sea la experiencia externa (la que proviene de los órganos sensoriales) o de la experiencia íntima (autoexperiencia). En esta línea, la obra de Hume, pretende examinar en un análisis de los hechos de la propia experiencia (lo que hoy llamaríamos "hechos psíquicos"), lo que denominará percepciones del espíritu, entendiendo por percepción, cualquier estado de conciencia.
 
Algunas percepciones son recibidas de modo directo, Hume las divide en:
 
1. Impresiones de la sensación (sentidos): ej: color, sabor.
2. Impresiones de la reflexión (interioridad): ej: tristeza, angustia.
 
Las impresiones o representaciones originarias, se diferencian de las ideas o percepciones indirectas o derivadas como la memoria y la fantasía. Puesto que el recuerdo no es un estado originario sino derivado de una impresión, algo similar sucede con la fantasía respecto al porvenir.
"Con el término impresión significo pues, todas nuestra percepciones más vivaces cuando oímos o vemos o palpamos o amamos y odiamos o deseamos o queremos. Y las impresiones se distinguen de las ideas - que son las percepciones menos vivaces de que somos concientes cuando reflexionamos sobre cualesquiera de esas sensaciones o movimientos antes mencionados" Investigación sobre el entendimiento humano, Hume.
 
Agregará Hume, que tanto las ideas como las impresiones pueden ser a su vez complejas o simples en tanto se puedan descomponer o no.
En sínteis, para Hume, todos nuestros conocimientos derivan ora en forma directa, ora indirecta de impresiones. Incluso las ideas más complejas, aquellas que por lo menos a primer examen, parece más alejadas de la sensiblidad. Un examen detallado, nos referiría siempre a que el origen de tales ideas se encuentra en una impresión. Hume dice, por ejemplo, que uno puede hacerse una idea de una montaña de oro y podría creer que es una producción original de la propia mente, sin embargo, se trata tan solo de una combinación operada por la mente a partir de reunir la idea de oro y la de montaña, ideas que derivan de impresiones previas.
En efecto, para Hume, el espíritu humano no tiene otra posbilidad que no sea la de sintetizar, componer, dividir, y yuxtaponer el material suministrado por las impresiones. En este sentido, la actividad del espíritu responde a las leyes de asociación de ideas, a saber:
 
1. Asociación por semejanza
2. Asociación por contigüedad en tiempo y espacio
3. Asociación por causa y efecto

Principio fundamental del empirismo

"Todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones externas o internas. Sólo la mezcla y la composición de éstas pertenece al espíritu y a la voluntad. O, para expresarme en un lneguaje filosófico: todas nuestras ideas, o percepciones más débiles, son copia de nuestras impresiones o percepciones más vivaces" Investigación sobre el entendimiento humano, Hume
Los argumentos sobre los cuales, Hume intentará probar el principio empirista serán:
 
1. Qué "cuando analizamos nuestros pesamientos e ideas, por más compuestos y sublimes que sean, vermos siempre que se reducen a ideas tan simples como eran las copias de sensaciones precedentes. Aun aquellas ideas que parecen más alejadas de este origen, después de cuidadoso examen aparecen como derivadas de él" Investigación sobre el entendimiento humano, Hume
Incluso, al respecto dirá qu ela idea de Dios (ser infinitamente inteligente, sabio y bueno) surge al refleccionar sobre las operaciones que acontecen en nuestro propio espíritu sobre lo cual aumentamos ilimitadamente las cualidades de bondad y sabiduría.
 
2. Que si ocurriera que "por defecto del órgano una persona no es capaz de experimentar ninguna clase de sensación, tiene la misma incapacidad para formar ideas correspondientes. Así un ciego no puede fomarse noción de los colores ni un sordo de los sonidos" Investigación sobre el entendimiento humano, Hume

Crítica a la noción de causalidad

La idea de causalidad posee una enorme signifación puesto que al ser una noción que se nos impone pero que la utilizamos permanentemente. En efecto, si estuviésemos dentro de una habitación oscura y escuchásemos una voz, inmediatamente imaginaremos que una persona la ha reproducido pues nadie pensaría que la voz está alli por sí sola. De esta forma, se establece un vínculo causal entre causa (fuente) y efecto (voz). Este tipo de previsiones resulta imprescindible para el desarrollo de la vida humana.
Pero si se tratara de una idea compleja, el análisis de la idea de causalidad, revelaría:
 
a. Un primer hecho (causa) que inicia el proceso
b. Un segundo hecho (efecto) que termina el proceso
c. Una sucesión temoral entre los dos hechos (causa y efecto)
d. El primer hecho debe influir necesariamente para que aparezca el segundo
 
Lo que correspondería entonces es comprobar si cada uno de estos cuatro componentes tiene su correspondiente impresión o no, y en este sentido, el cuarto com ponente que determina la conexión causal, sería el más dificil de verificar.
Cuando miramos los objetos externos a nuestro alrededor, y consideramos la acción de las causas, si en un solo caso somos capaces de descubrir alguna fuerza o conexión necesaria, alguna caulidad que ligue el efecto a la causa y que hace que el uno sea la infalible consecuencia de la otra. Solo encontramos que el primero realmente, de hecho, sigue a la otra. Investigación sobre el entendimiento humano, Hume.
 
En efecto, son simples sucesiones lo que la experiencia nos muestra. Podría pensarse que la noción de fuerza o conexión necesaria proviniese de la razón, como un conocimiento innato, invalidando el supuesto central del empirismo. Pero Hume negará esta hipótesis argumentando que la razón procede siempre guiándose por el princpio de contradicción, de tal manera que es racionalmente posible todo lo que no sea contradictorio:
Cuando veo, por ejemplo, que una bola de billar se mueve en línea recta hacia otra y aun suponiendo que por casualidad se me ocurriera que el movimiento de la segunda bola es el resultado de su contacto o impulso ¿no puedo acaso suponer que cien sucesos diferentes podrían haberse seguido de esa causa? ¿No pueden cambas bolas quedar en absoluto reposo? ¿No puede la primera bola volver en línea recta o rebotar en la segunda en cualquier línea o dirección? Todas esas suposiciones son compatibles y concebibles. ¿Por qué, entonces, deberemos dar preferencia a una que no es más compatible y concebibile que el resto? Ninguno de nuestros razonamientos a priori será capaz de mostrarnos un fundamento de nuestra preferencia Investigación sobre el entendimiento humano, Hume.
 
En otras palabras, sin recordar nada que sepamos de antes y valiéndonos únicamente de la experiencia como recurso, no es posible llegar a saber de que efecto será capaz, porque racionalmente no cabe la contradicción en un sinnúmero de posibilidades. Entonces tampoco puede decirse que la idea de conexión necesaria proceda de la razón.
 
Orígen de la idea de causalidad
Hume introduce una hipótesis: una persona muy inteligente, aparece en nuestro mundo careciendo de las experiencias de la infancia y la juventud. Se pregunta entonces qué conocería del mundo que se presenta ante sus sentidos que estaría observando por vez primera.
Dicho personaje n vería en el mundo nada más que simples sucesiones de hechos y no causalidades, pero transcurrido cierto tiempo, su opinión habría de cambiar. A medida que el personaje va adquiriendo experiencia comienza observar que ciertas sucesiones, en circunstancias similares, siempre se vuelven a producir, entonces, consecuentemente de esta experiencia podrá llegar a predecir algo que va a suceder: por ejemplo, que la bola de billar se mueva cuando es impactada por otra. Lo que se pregunta pues, Hume es si esa persona después de haber visto tantas veces un mismo fenómeno ve algo más que lo que vio en la primera ocasión que lo observó. Es evidente que no ve nada nuevo, en otras palabras, que no recibe impresiones diferentes que las que recibió la primera vez, sin embargo, sucede algo distinto: el personaje infiere lo que va a suceder (por ejemplo, el movimiento de la segunda bola de billar a partir del movimiento de la primera). ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Cuál es el factor que cambia si se excluye la razón y la experiencia?
Hume concluye que la inferencia es posible a partir del hábito (o costumbre).
Sintéticamente, la noción de conexión necesaria que conforma el núcleo central de la idea de causalidad, no parte de la razón ni tampoco de las impresiones sensoriales. Surge como consecuencia del hábito del mismo modo que cada vez que acercamos la mano al fuego nos quemamos, concluyendo que existe una relación necesaria entre el fuego y el calor.

Crítica a la noción de substancia

El concepto de substancia es criticado por Hume, prácticamente en los mísmos términos en que critica la idea de causalidad. La noción de substancia, es en primera instancia muy clara y se emplea con frecuencia en la vida cotidiana en la que substancia equivale a cosa..
Hume se preguntará si hay impresión de substancia o cosa. Efectivamente, tenemos impresiones de los accidentes: el color rojo de una mesa, la dureza al tacto de la madera... ¿pero tenemos la impresión de la mesa en sí misma? Hume concluirá con que tal impresión no existe. Lo único que nuestros sentidos pueden percibir son los accidentes de la mesa, no su substancia.
Pero al igual que en el caso de la causalidad, cabe preguntarse cómo es que se forma la idea de substancia. La explicación es similar: si al cerrar los ojos y al abrirlos vuelvo a tener las mismas impresiones, esta asociación se convierte en un hábito que me llevará a creer que esas impresiones agrupadas, no se limitan a acompañarse las unas a las otras sino que se hallan reunidas porque algo las une y es a lo que damos el nombre de substancia.
De esta manera, lo que llamamos "mesa" no sería propiamente una substancia sino un conjunto relativamente estable y constante de impresiones (ideas simples) que designamos con un nombre que facilita el recuerdo o la mención de una palabra en particular para referirnos a un conjuto de impresiones.
La idea de substancia (...) no es más que un conjunto de ideas simples que están unidas por la imaginación y poseen un nombre particular asociado a ellas, por el cual somos capaces de recordar para nosotros mismos o para los otros, ese conjunto. Investigación sobre el entendimiento humano, Hume

Crítica a la noción de alma

La misma crítica a la noción de substancia, se aplicará también a la substancia pensante (el alma o el yo). En efecto, Hume observará que la idea de alma es paralela a la de substancia material, lo que estoy pensando en este momento, la experiencia del dolor o algún deseo en particular. Todos estos, serían estados pasajeros, accidentes del alma, es decir de la 'substancia pensante' que soy yo. La pregunta en rigor será: ¿tengo impresión de mi alma o yo?
Hume dirá que no se puede dudar de que la impresión de la reflexión existe, así como también existe la impresión de dolor, por lo tanto, uno posee una impresión de los accidentes de su propia alma. Pero diferente sería afirmar que uno pudiera tener impresión del alma en sí misma, porque tan solo se trataría de expresiones o estados pasajeros.
Lo que se percibe de uno mismo (myself) se refiere siempre a algún estado en particular, y no a la noción de alma en especial. Lo que llamamos "alma" o "yo" no sería más que un conjunto de pensamientos, no es base o suporte misterioso de diversos estados como postula Descartes. Para Hume, solo es adecuado hablar de percepciones que se suceden continuamente y que consideradas como una totalidad, se asimilan a la noción de "yo".


No hay comentarios:

Publicar un comentario