El Siglo XVIII, también conocido como el
Siglo de Las Luces, es un periodo de tiempo en el cual se dieron corrientes de
pensamiento como la Ilustración, el Racionalismo y el Empirismo, los cuales
influenciaron el desarrollo político, social y económico de una Europa que
venía de una época de oscuridad, enfermedades, imperialismo y dominio absoluto
de los monarcas. Es en esta época que el ser humano empieza a pensar que la
ignorancia, la superstición y la tiranía se pueden combatir a través de la
razón y del conocimiento. Es por esto que la difusión del conocimiento se
vuelve tan importante, y así los enciclopedistas franceses, y por ende toda
Francia, se vuelven tan importantes, siendo, junto con Inglaterra, los países
más influyentes en el desarrollo de Europa. Otras potencias que se destacan en
esta época son Australia, Prusia, Rusia y Polonia.
En general, se puede afirmar que el
S.XVIII fue más que una revolución, una evolución para el ser humano. Por un
lado, se aumenta la población, peor no solo significa que hubieran más
personas, sino que además la calidad de vida había mejorado. Gracias a acontecimientos como la
independencia de EEUU, ahora existían más países, con más población y nuevos
ideales de pensamiento liberal. El pueblo desarrolla de mejor manera la
agricultura y se empieza a promover el comercio. Por otro lado, la calidad de
vida de las personas es cada vez mejor gracias a la mejora en las condiciones
de higiene; los avances de medicina son soportados en la ciencia y esta
disciplina es mejor enseñada. Todo esto conlleva a la desaparición de las
grandes epidemias, las cuales habían atormentado al ser humano en el pasado.
Todo lo anterior, ayuda a que los
pensadores, artistas, músicos, y en general todos aquellos que se denominaban
como los iluminados (quienes accedían al conocimiento y a la razón), pudieran
desarrollar libremente su pensamiento. Dentro de estos pensadores encontramos a
David Hume, quien afirmaba que el conocimiento se adquiría a través de la
experiencia, y por lo tanto, que lo que adquiríamos pasaba a través de los
sentidos, para luego poder reflexionar sobre estas sensaciones.
En la parte estética, conocemos la
expresión de las artes encerrada en una corriente Neoclasicista, dentro de los
cuales encontramos a Carl Phillipp Emanuel Bach, hijo del gran Johann Sebastian
Bach, quien sirvió como puente entre el Barroco y la Ilustración. Fue durante
su época de desarrollo que el concierto asciende y se gana un lugar entre el
público, generando un cambio de la situación social para los compositores, pues
al no tener que estar sujetos al servicio de un príncipe o de la iglesia, se
podrían sentir libres e independientes para componer y llevar sus obras al
público.
Otro gran exponente de la época fue
Gluck, de cuya reforma en la ópera se habla tanto. Esta reforma, en sus
inicios, afectó principalmente la “TragedieLyrique” francesa, y la “Opera
Seria” italiana. Gluck se preocupaba por generar un tipo de música
internacional, que hablara de sucesos, personajes y situaciones. Decide acabar
con la importancia de la exhibición de los cantantes y sus cualidades y
virtudes; convierte la obra en una obra a 3 actos, en contraposición con los 5
actos acordados anteriormente; la orquesta deja de tener una función netamente
ornamental y se gana un muy importante papel dentro de la obra, generando así
una fusión entre la música y la palabra; y finalmente, inicia con el uso de la
percusión en sus obras, algo que no había sido considerado anteriormente.
Estos detalles e ideales de la reforma se
hacen presentes en la presentación de la obra “Orfeo y Eurícide” en Viena, en
donde se hace notar el canto más simplificado y menos ornamentado, la
continuidad narrativa y musical, el protagonismo que gana el coro y el gran
acompañamiento de la orquesta, donde antes solo podía escucharse algún
instrumento como el clave o el continuo.
Por desgracia, la tiranía del totalitarismo del siglo XX no entendió de conocimientos y razones para combatirlo. Ni siquiera la experiencia de los horrores de las guerras pasadas sirvió como ejemplo disuasorio. Al final el conocimiento y la razón que lo generan no son los actores que nos gobiernan y dependemos de intereses políticos, económicos y militares. Obviamente, la Ciencia mejoró desde aquel período notablemente las condiciones de vida, pero al parecer trajo consigo otros paradigmas no menos funestos en la actualidad. Un saludo.
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